::RENOIR EN FILA INDIA, EN UN ZULITO DEL PRADO, LO MÁS IN::

Las 12:19 de la mañana. Sin noticias de la lista Schindler. Me acuerdo de Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), después del desayuno con una temperatura exterior de 10º C, uno de los artistas más destacados del Impresionismo y en el Museo del Prado ofertan una exposición  de 31 obras suyas que posee un coleccionista norteamericano Robert Sterling Clark (1877-1956), fundador del Sterling & Francine Clark Art Institute (Williamstown).

La verdad tengo ganas de ir a Madrid a verla. Y aún más con la crítica que hace Ane +M sobre la exposición. O mejor no voy a verla, miró los 31 cuadros en la galería de imágenes. Es como estar allí, son bonitos. Sin colas. Con la calefacción del trabajo.

31 cuadros de Renoir sentado delante de tu ordenador:

Ane + M. “Tengo que ir al Prado porque es “in”.

"Yo había programado la visita a la exposición de Renoir (no está mal, me gustó mucho, pero me cabrea que conviertan en acontecimiento mundial cualquier exposición que se realiza en el Prado, aunque como en este caso solo suponga un puñado de cuadros que un filántropo americano le dio por comprar, para ser más exactos 31). No me parece mal que la gente vaya a los museos, pero cuando todo se convierte en único, extraordinario, inigualable, irrepetible, la gente deja de pensar, va como borreguillos a verlo. Eso no es popularizar la cultura, es banalizarla, en Madrid (y en la mayoría de los sitios) hay mil exposiciones y cosas interesantes de las que disfrutar y aprender, pero al dar tanto bombo a unas cuantas no se deja a la gente pensar, no le dejas buscar, se la impones , eso no es educar, no es dar acceso a la cultura, es mercantilizarla , tengo que ir al Prado porque es "in" porque sale en la tele a todas horas,  como cuando te venden la película de turno. Luego el director del Prado seguro que presume del "número" de visitantes, como si ese fuera el único parámetro que pudiera medir la  calidad de una exposición, como si eso midiera la calidad de nada.  Ayer encima siendo domingo había doscientas mil personas. Y eso que limitan el aforo y van dejando entrar cada 15 minutos, aunque deben dejar entrar a cincuenta personas cada vez y eso no es realmente "limitar" el aforo sobre todo si has dejado un espacio raquítico a la exposición.  Los cuadros están todos comprimidos en dos salas, pegados casi unos a otros (hay otra exposición de Rubens que todavía es peor, les ha faltado sobreponer los cuadros en soportes de esos como cuando vas a comprar un póster casi). Al entrar a la exposición te juro que la gente instintivamente iba haciendo una cola, que discurría por delante de los cuadros (pegados a los cuadros, cuando si estas demasiado cerca un cuadro impresionista no es más que un montón de manchitas de color) y esperaban pacientemente a que el de delante avanzara para mirar por orden, dos segundo por cuadro.  Me pareció un poco penoso la verdad. Poco a poco se iba rompiendo la cola, pero estoy convencida de que alguna gente vio la exposición así, por orden, en fila."

Ane + M